Artículo: CONSUMISMO
Por: Verónica Gómez Arroyo
Por: Verónica Gómez Arroyo
El consumismo hoy domina la economía mundial, ya que se consume más de lo que se necesita, y para poder satisfacer esta demanda, se utilizan más recursos en menos tiempo del que la naturaleza puede regenerarlos. Esto quiere decir que el consumo compulsivo de bienes es la principal causa de degradación ambiental.
Hoy en día, mundialmente existen 1.700 millones de consumidores y 2.800 millones de pobres.
En el mundo la sociedad de consumo la integran 1.728 millones de personas, el 28% de la población mundial: 242 millones viven en Estados Unidos (el 84% de su población), 349 millones en Europa Occidental (el 89% de la población), 120 millones en Japón (95%) y sólo 34 millones en el África subsahariana (el 5% de la población). En total en los países industrializados viven 816 millones de consumidores (el 80% de la población) y 912 millones en los países en desarrollo (sólo el 17% de la población del Tercer mundo).
El estadounidense medio consume cada año 331 kilos de papel, mientras que en India usan 4 kilos y en gran parte de África menos de 1 kilo. El 15% de la
población de los países industrializados consume el 61% del aluminio, el 60% del plomo, el 59% del cobre y el 49% del acero. Cifras similares podrían repetirse para todo tipo de bienes y servicios.
Estos números resultan alarmantes, si consideramos el tiempo en que la naturaleza tarda en regenerar dichos recursos. Ya que… nos estamos consumiendo todo lo que se interpone en nuestro camino, para usar bienes y servicios que no necesitamos.
Lo peor de este asunto es que el consumo no nos hace más felices. Ya que según los estudios realizados por la ONU en el 2002 revelan que 154 millones de personas en el mundo sufren de depresión, tan es así que hoy en día la depresión es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial.
Esto quiere decir que el consumo desmedido no nos ha satisfecho a nivel emocional. Lo que podría deberse a que para consumir en exceso se debe trabajar en exceso y el poco ocio que se llega a tener, debe gastarse dentro de su automóvil o delante del televisor. Las personas cada vez se ven más atrapadas en una espiral de consumo, endeudamiento para consumir y trabajar para pagar un endeudamiento mayor. Lo que somete a la población en un constante estado de estrés, que puede terminar en depresión.
Y todo esto… ¿para qué? Si el consumismo acaba con nuestro planeta, y no nos brinda ni alegría ni felicidad, sino nos lleva a hipotecar nuestro futuro… ¿Por qué no optar por el consumo justo?
La decisión se encuentra en cada uno de nosotros, cuando elegimos no comprar un nuevo celular sólo porque acaba de salir al mercado, cuando nos damos cuenta que la cantidad de artículos en nuestro closet no nos hará ni mejores ni peores personas, cuando optamos por reutilizar lo que aún sirve, o simplemente cuando hacemos un balance entre nuestro consumo y nuestras necesidades reales.
Nos vemos en la próxima…
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