14 de marzo de 2013

¿Por qué mentimos?


Por Psic. Laura Cordero Contreras

 


El mentir es, sin duda, un elemento intrínseco de la naturaleza humana. Es algo que va unido a la autoestima, descubrimos que en cuanto la gente siente que su autoestima está amenazada, comienzan a mentir a un nivel mayor.

Mitomanía, mentira patológica o pseudología fantástica son tres de los varios términos aplicados por los psiquiatras para nombrar el comportamiento de los mentirosos compulsivos o habituales. La mitomanía fue descrita por primera vez en la literatura médica en 1891 por Anton Delbrueck. A pesar de que es un tema controvertido, la mentira patológica se ha definido como una invención intencional y demostrable de acontecimientos muy poco probables y fácilmente refutables.

No todas las mentiras son dañinas. De hecho, algunas veces mentir es la mejor estrategia para proteger nuestra intimidad de la maldad de otros, comentan algunos investigadores. Otras mentiras, como la fanfarronería o las realizadas en nombre de la cortesía y la amabilidad, pueden clasificarse como menos serias. Pero las mentiras descaradas (tanto si implican no contar toda la verdad, o añadir datos falsos) son peligrosas, ya que corroen la confianza y la intimidad de la sociedad.

Los hombres no mienten más que las mujeres, pero tienden a mentir para sentirse mejor con ellos mismos, mientras que las mujeres tienen más propensión a mentir para hacer que otras personas se sientan mejor, los extrovertidos tienden a mentir más que los introvertidos; queremos parecer mejores cuando estamos en compañía de otros (especialmente de la gente que nos importa) y también queremos proteger nuestra autoestima.

La gente está tan dispuesta a mentirle a alguien que conoce, incluso acerca de pequeñas cosas, como el precio de un bien; prenda ó comportamiento pero, la pregunta es: ¿por qué mentimos? Y su respuesta es: porque funciona. Los Homo sapiens que fueron mejores para mentir obtuvieron ventaja sobre otros en la implacable lucha para el éxito reproductivo. Como humanos, debemos acoplarnos a un sistema social determinado para alcanzar el éxito, y nuestra mejor arma es destacar, diferenciarnos; mentir ayuda en esa tarea. Y mentirnos a nosotros mismos —un talento construido por nuestra mente— nos ayuda a aceptar este comportamiento fraudulento.

 

¿Como podemos identificar la mentira o a una personas que miente?


1. Gran habilidad para mentir y saltarse las confrontaciones de la verdad. A veces te quedas boquiabierto de la forma y naturalidad en que mienten. Muestran una gran seguridad en si mismos haciéndote quedar mal cuando sospechas de ellos al punto de sentirse irritados y amenazantes cuando los confrontas.

2. Presentan desordenes mentales sobre la adicción a algún vicio que puede ser sexo, alcoholismo, tabaco, drogas, etc. Son personas muy seductoras y manipuladoras que consiguen lo que buscan. Tienen adicción a lo sexual y erótico.

3. Baja autoestima y desorden en identidad y personalidad. Nunca les sacia lo que consiguen y quieren mas para ser reconocidos ante la sociedad. En su familia se excluyen, se sienten menos amadas (os), diferentes a los demás. Sufren mucho, lloran mucho a veces de verdad y a veces también lo hacen para manipular.

4. Son personas que la mayor parte del tiempo quieren estar solas. Se encierran en su mundo de soledad. Tienen pocos amigos y son de cierta forma posesivas y celosas.

 

El filósofo David Livingstone Smith, Director del Instituto de Ciencias Cognitivas y Psicología Evolutiva de la Universidad de Nueva Inglaterra (EE.UU.) y escritor del libro ¿Por qué mentimos?: las raíces evolutivas de la mentira y del inconsciente. Mentir es ventajoso, por eso la evolución, que selecciona rasgos que son ventajosos para los individuos, la ha integrado en la naturaleza humana. “Mentimos de forma espontánea, de igual manera que respiramos o sudamos”, Se estima que cada día oímos o leemos más de 200 mentiras. La mentira se encuentra en todo el reino natural.

Mentir es una habilidad que crece en lo más profundo de nosotros, y que utilizamos con regularidad. Como escribió el escritor estadounidense Mark Twain hace más de un siglo: «Todo el mundo miente, todos los días, a cada hora, dormido, despierto, en sus sueños, en su alegría, en su duelo. Aun con la boca cerrada, sus manos, sus pies, sus ojos y su actitud se convertirán en una mentira».

Las personas deberían preocuparse más del grado de extensión al que tienden a la hora de mentir y que la honestidad produce relaciones más genuinas y confiables… Ya lo dice el viejo adagio: "la honestidad es la mejor política" o bien recordemos ese refrán tan nombrado por las sabias abuelas “la mentira tiene piernas cortas porque al final la verdad las alcanza”.

 

Nos vemos en la próxima…

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