Imagínate que te acabas de pelear con tu mejor amigo, tu pareja... Ha sido una pelea de lo más insignificante y es algo que después de un rato podrás superar. Pero ahora estás tan pero tan enojado que llegas a tu casa y tu madre te pregunta ¿qué te pasa? Le contestas: "No me pasa nada, mamá" y te diriges a la cocina para asaltar el refrigerador que te espera para darte consuelo, tomas un helado o un pedazo de pastel de chocolate que tanto te gusta y estas ansioso por devorar. Pero ¿podrá ese sabroso helado o pastel de chocolate ayudarte a sentirte realmente mejor, o sólo a sentirte hastiado?
¿Qué significa comer emocionalmente? Comer emocionalmente es el uso de los alimentos como forma de afrontar las emociones en lugar de como forma de calmar el hambre. A todos nos ha pasado en más de una ocasión el habernos acabado una bolsa entera de papitas familiares sólo por aburrimiento. Pero cuando se hace habitualmente, sobre todo sin ser consciente de ello, comer impulsivamente puede afectar al peso, la salud y el bienestar general.
Adentrándonos un poco más conozcamos las emociones básicas, esto es importante ya que puede ayudarte a darle un nombre a lo que estás sintiendo en determinada situación. Incluso a detectar de cual se trata y que en determinadas ocasiones te provoca alimentarte desencadenadamente.
En su clasificación Plutchik propone 8, a su vez agrupadas como cuatro pares de emociones opuestos:
1. Enojo y miedo
2. Alegría y tristeza
3. Aceptación y disgusto
4. Anticipación y sorpresa.
Las emociones tienen una importante dimensión social y podemos utilizarlos para mejorar nuestra comunicación con los demás o contra nosotros mismos y recurrimos al consuelo de la comida cuando nuestro estado emocional no nos hace sentir bien.
Uno de los principales mitos sobre comer emocionalmente es que lo desencadenan emociones negativas. Sí, es cierto que la gente a menudo se refugia en la comida cuando está estresada, se siente sola, triste, ansiosa o aburrida. Pero ingerir comida cuando se está inquieto también se puede asociar a emociones positivas, como el amor, y de una forma más romántica es el de compartir un postre en el día de San Valentín o la celebración de un banquete en un día festivo.
A veces engullir para sentirnos mejor se asocia a acontecimientos vitales importantes, como una muerte o un divorcio. Pero más a menudo son los innumerables y pequeños estreses cotidianos los que hacen que las personas busquen consuelo o distracción en la comida.
Los patrones de comer de una forma sin control se pueden aprender: un niño a quien siempre se le da un dulce tras un logro importante puede crecer utilizando los dulces como recompensa por el trabajo bien hecho. No es fácil "desaprender" los patrones de comer de esta manera. Pero es posible, y el primer paso consiste en tomar conciencia de lo que está ocurriendo para tratar de corregirlo.
No hay mucha gente que haga la conexión entre el comer y emociones. Pero entender qué desencadena la conducta de consumir sin una sensación de satisfacción puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo. Y recuerda si tienes alguna duda o quieres comentar algún problema llama a De Joven a Joven 01 800 715 19 26 una línea de asesoría psicológica y de canalización que funciona de lunes a viernes de 8 a 20 horas, además de que es gratuita, anónima y confidencial. Visítanos y déjanos tus en comentarios en este. ¡Tu espacio!
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